jueves, 25 de junio de 2009

El domingo se vota

El domingo se vota. Ley Saenz Peña. El domingo se vota. El diario de Yrigoyen. El domingo se vota. Se suicida Lisandro de la Torre. El domingo se vota. Perón en Martín García. El domingo se vota. Bombardeo en la Plaza de Mayo. El domingo se vota. Framini ganó pero no asume. El domingo se vota. Cordobazo, Aramburu, Rosariazo. El domingo se vota. Terror. El domingo se vota. Saqueos. El domingo se vota. Robo para la corona. El domingo se vota. Tang tang tang tang tang tang tang. El domingo se vota. Sucesión, reelección. El domingo se vota.

Sí, pese a todo, el domingo podemos elegir, viva la democracia. El domingo se vota.

viernes, 12 de junio de 2009

A nada

El próximo 11 de julio se cumplirán dos años de la última vez que la selección mayor de fútbol ofreció un espectáculo digno de las figuras que integran el equipo.

Luego, jugó a nada. A nada.

El 11 de julio de 2007, Argentina llenó los ojos de fútbol en la semifinal de la Copa América disputada en Venezuela y goleó a México 3 a 0. La formación en esa ocasión fue Roberto Abbondanzieri, Javier Zannetti, Roberto Ayala, Gabriel Milito, Gabriel Heinze, Javier Mascherano, Esteban Cambiasso, Juan Sebastián Verón, Juan Román Riquelme, Lionel Messi y Carlos Tevez. Los goles los hicieron Heinze, Messi y Riquelme de penal.

Hace dos días, la selección perdió con Ecuador y la clasificación a Sudáfrica puede complicarse, si se analiza el fixture que resta: Brasil acá, Paraguay allá, Perú acá y Uruguay allá. Todos son ganables, pero, excepto Perú, todos son perdibles.

Qué pasó desde aquel 11 de julio de 2007. La Argentina cayó goleada por Brasil en la final de la Copa América. Alfio Basile era el técnico. Bajón anímico. Ayala decide no jugar más en la mayor.

Las eliminatorias venían bien, Argentina puntera. Hasta que llegó el viaje a Colombia en noviembre. La selección jugaba mejor que el local e imponía el ritmo de la mano de Riquelme y Gago. Pero a los 24 minutos la cosa cambió en el partido, en la eliminatoria, en Basile, en los jugadores. Tevez entra muy fuerte, se pasa de rosca y ve la roja. Igual el equipo se puso en ventaja a los 36, de la mano de Messi. Pero el jugador de más torció el destino. Colombia ganó 2 a 1 y Argentina perdió su invito en la competencia que te lleva al mundial.

Nuevamente Colombia se convertía en verdugo de una selección de Basile, que como en el 93, le quitó un invicto.

De ahí en adelante, la selección perdió definitivamente el rumbo. Los juveniles ganaron la medalla de Oro en Pekín y el Checho Batista se entusiasmó con calzarse el buzo que todavía ostentaba Basile. La mayor en 2008 empató de local con Ecuador, empató con Brasil allá, empató en Buenos Aires con Paraguay, empató con Perú en Lima, le ganó a Uruguay con ráfagas de buen fútbol y en Chile se inaugura una moda que se hizo costumbre en el primer semestre de 2009: los jugadores boicotean al técnico y Chile gana 1 a 0. Basile deja la selección.

La prensa instala a Bianchi, Russo y Simeone como sucesores del Coco. La medalla dorada lo pone en carrera al Checho, que cuenta con el visto bueno de Grondona, dispuesto a armar con la “generación del 86” un nuevo esquema en los seleccionados. Aparece Humbertito Grondona, hijo de don Julio, y en una sobremesa lo convence al presidente de la AFA. Diego Maradona DT de la selección.

Revolución en el mundo del fútbol. Ese torbellino que fue barrilete se calza el buzo, entre abrazos de osos e interrogantes. No había pasado ni un mes desde su asunción y estalló el primer conflicto, su cuerpo técnico. “Ruggeri no”, tajante Don Julio. A Diego le pusieron a Bilardo, como una especie de ángel guardián de los destinos de la selección. Finalmente, llega a la calma, tensa, pero calma.

Diego debuta, le gana a Escocia. La selección le gana a Francia y listo: Volvimos a ser los mejores del mundo. Gracias Diego.

El séquito de amigos/obsecuentes/periodistas lo colocan a Maradona nuevamente por encima de todo: lee bien el juego, acierta con los cambios, sabe motivar, sólo a él lo respetan. Diego se relaja y suelta la lengua, como siempre lo hizo, frente a las cámaras: “El Riquelme que jugó contra Huracán no me sirve”. Nuevamente, la verborragia lo traiciona y rompe un código fundamental, no habla en la cara, lo dice por TV.

Riquelme, es niño mimado o no es. Mimado y bien físicamente está en la elite mundial. Tratado como el resto, juega como la mayoría, mal. Román, también por TV, le dice chau a Diego y por segunda vez en su carrera, chau a la selección.

Escándalo que tapó hasta la primera derrota kirchnerista, en Catamarca.

La selección de Maradona debuta en la eliminatoria. Locura total. 4 a 0 sin grandes muestras de juego colectivo, pero con algunos destellos quedó holgado el triunfo.

A los cuatro días, la altura comenzó a medir si Diego está a la altura de las circunstancias. “SOMOS LOS MEJORES DEL MUNDO” fue la frase que condenó a los argentinos en todos los aspectos y con ese mote el equipo albiceleste salió a llevarse puesto a Bolivia, en La Paz. Como si fuera la primera vez que se juega allí, los jugadores de Maradona parecen no saber cómo se juega en la altura, quieren correr, quieren meter. A los 15 minutos, no tuvieron más piernas y Bolivia los pasó por arriba. Sin estrategia, sin planificación, sin trabajo (de eso se trata Diego, falta laburo, sobra chamuyo y se nota) Argentina pierde 6 a 1.

Papelón y escándalo.

Viene la seria que terminó esta semana y el interrogante era si Maradona había aprendido la lección. Parece que no cuando se analiza que antes del partido con Colombia, el DT lanza: “Tevez tiene que jugar para que lo compre Real Madrid”. Qué alguien me explique qué le importa eso a Maradona, o por qué debería importarle.

Parece que no aprendió ninguna lección cuando se ve a una selección con el mejor jugador del mundo, según la prensa mundial, jugar a nada contra Colombia.

Parece que si aprendió la lección cuando plantea bien el juego contra Ecuador. Perder ese partido, como el de Bolivia, no es impensado. La altura existe. Lo impensado en este nivel de profesionalismo es que la selección Argentina no tenga una estrategia para jugar a más de 2500 metros de altura. En Quito la Argentina tuvo estrategia y si el penal de Tevez o la pelota de Messi hubieran entrado, quizás la historia era otra.

La selección juega a nada desde el 11 de julio de 2007. Quedan cuatro fechas para conseguir el pasaje a Sudáfrica y el fixture no es alentador. Pero si lo es la calidad de los jugadores argentinos. Que Maradona logre hacerlos funcionar como equipo, es el gran desafío, el gran interrogante.