martes, 27 de enero de 2009

Esos raros peinados nuevos


Desde principio de 2008, ganaron notablemente espacio en los medios de comunicación las tribus urbanas. El primero que vi que las abordó fue Chiche Gelblung, con un informe sobre Emos (puede que no haya sido efectivamente el primero, pero si lo fue para mi).

De pronto, la sociedad comenzó a llevar a sus discusiones cotidianas a Emos, Floggers, Cumbios, entre otro tipo de términos expiatorios de la realidad.

El tema no me causaba mayor interés hasta que un domingo leí en Perfil una nota a Cumbio, la flogger más popular de país. Ahí me enteré que su perfil en fotolog.com había recibido más de 17 millones de visitas. Pensé lo que gastan las empresas y los medios de comunicación para conseguir audiencia y esta adolescente lo lograba “de taquito”.

Pero además de su popularidad, lo que más me llamó la atención fue la manera en que la sociedad comenzó a estigmatizar a estos adolescentes. Que los peinados, que la ropa, que el pasito. Preguntas a las que Cumbio respondía con cierta inocencia pero con reveladora simpleza y profundidad conceptual a la vez: somos adolescentes, estos jeans están de moda, el pasito no me sale. Ser Blogger es subir fotos al sitio fotolog.com.

Esta chica, que en realidad se llama Agustina Vivero nos estaba diciendo, o pidiendo, que entendamos que son simplemente adolescentes, que buscan en rituales o modas una identificación como siempre sucedió en la historia en esa etapa de la vida (hippies, punk, dark, etcétera).

Seguí el tema y en una nota del periodista Jorge Pizarro tuve la sensación que estos pibes la tienen mucho más clara. A la consulta de si quieren seguir estudiando, una amiga de Cumbio respondió que seguirá la carrera de Relaciones Públicas. “Vas a tener que cambiar la ropa”, sugirió Pizarro y la joven respondió: “Claro, ahora me visto así porque tengo 17 años, somos chicos y esto está de moda”.

Pero lo de Pizarro no es una cuestión particular, sino por el contrario es una manifestación de un sentir general, que rechaza a lo diferente. “Me molestan que se junten anden todos por ahí”. “Me molesta que se crean diferentes”. Estas frases las escuché en un documental en canal Encuentro sobre las tribus urbanas.

Claramente, no tenemos idea de lo que es la tolerancia. Por eso rechazamos al que viste distinto, al que habla distinto y a todo lo que no sea “como soy yo y le guste lo que me gusta a mi”. Y esta intolerancia ya superó los límites, en un pueblo de Córdoba mataron a un chico a golpes por ser flogger. En la misma ciudad de Córdoba, golpearon a otro adolescente también ser flogger y por no escuchar cuarteto. Estamos muy locos.

Finalmente, otra de las observaciones que saco de los floggers, es que rompen la impersonalidad de la web. Una de las críticas a las redes sociales es que soy ficticias, ya que en realidad la mayoría de la gente no se conoce. Hoy leí un comentario en Facebook que decía “no entiendo a la gente que hace 8 meses que no me habla pero me quiere agregar a facebook”.

De ahí rescato el intento socializador de los chicos floggers (me cuesta llamarlos así cuando en realidad son sólo chicos que muestran en fotos una parte de sus vidas), ya que no sólo votan y comentan sus fotografías en Internet, sino que también se reúnen, se conocen, interactúan, rompen el cerco virtual y hacer tangibles sus relaciones.

Entre tanta intolerancia y estigmatizaciones frívolas, creo que se nos pasa por alto analizar qué nos están queriendo decir estos chicos y adolescentes. Pero para eso no sólo hay que tolerar, sino también mirar para adentro y quizás husmear en rincones ocultos que no queremos destapar. Pasa y pasó muchas veces, y creo que seguirá pasando, el repaso superficial es mucho más fácil de tolerar que el profundo, el cual quizás me diga que en algo soy responsable.


jueves, 22 de enero de 2009

Walter

Hace unos años, la empresa de telefonía que obtuvo del gobierno del Menem la concesión para brindar dicho servicio de Capital Federal para abajo, festejó su décimo aniversario con un comercial que la agencia de publicidad que lo creó denominó “Walter”.

Walter era un chico al que durmieron a fines de los ochenta en un experimento científico y al despertar, luego de 10 años, sube a un taxi, pide ir por la avenida del desaparecido Italparck y le pregunta al taxista si tiene cambio de 500 Australes.

Durante la asunción de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos, me pregunté que le pasaría por la cabeza a alguien que se lo haya dormido por 10 años.Hagamos el ejercicio. Al país más poderoso del mundo lo gobernaba en 1999 Bill Clinton y ese año lo sucedería Jorge W. Bush, quién seguiría los pasos de Mambrú y de su padre en eso de ir a la guerra.

En Argentina, el gobierno de Carlos Menem estaba llegando al fin de su segundo mandato. Y aunque por enero del 99 varios releyeron la constitución modificada por el mismo Menem buscando la grieta al tercer mandato del riojano, no lo lograron. A su vez, la Alianza levantaba vuelo y un maquillaje progre le dibujaba la cara a Fernando De la Rua.

Vuelvo a pensar en esta versión de Walter, frente a un televisor de una vidriera de la casa de electrodomésticos que se les ocurra. Imagino su cara al ver los 2 millones de estadounidenses que colmaron Washington para ver la toma del poder por un negro.

Al hacer este repaso, hice el mismo ejercicio poniendo a Walter como espectador de la asunción y reelección del líder obrero Lula a la presidencia del Brasil. O la victoria del indígena boliviano Evo Morales. O la toma del poder en Chile de Michelle Bachelet, quién tuvo que exiliarse durante la dictadura de Pinochet.Imaginé que respondería Walter si le dijera que De la Rua renunció y le preguntara quién tomó el poder. Seguramente, hubiera arriesgado “los militares”. Sin embargo, se resolvió en el Congreso de la Nación. Con cuanto teje y maneje nos podamos imaginar, pero fue en el marco constitucional.

Todo este juego al imaginarme la cara Walter me dio esperanza. Obama representa la esperanza de que algo está pasando, algo está cambiando. La misma la representan Lula, Evo, Bachelet. Los pueblos comienzan a aceptar sus orígenes y lo demuestran en la elección de sus nuevos líderes. Seguramente este puede ser un mensaje optimista el cual puede desmoronarse rápidamente con sólidos argumentos. Como que en los 10 años que “dormimos” a Walter la violencia creció a escala geométrica, que las crisis azotan al mundo y se vislumbran serios problemas en la provisión de alimentos a escala de las necesidades del mundo.

Pero también es sólido que Obama ganó legítimamente. Que su pueblo lo eligió. Y cuando digo su pueblo, es al todo, sin distinción de color, sexo o cuanta diferencia queramos trazar.Quizás mi Walter seguiría sin entender nada, pero seguramente tendría esperanza.


José

(Junio 2006)

No se porqué, pero a los buenos tipos quiero que les vaya bien. Les agarro cariño. Y hoy que comienza el mundial, justamente quiero que a José Pekerman le vaya bien. Sin conocerlo personalmente, me atrevo a arriesgar que es buen tipo y quiero que tenga éxtito, es un deseo.Vivimos en un país donde cotidianamente tratamos de sacar ventajas de cualquier forma unos contra otros, donde el respeto es una palabra obsoleta y la mesura se considera una “falta de carisma”. En ese marco, Pekerman sobresale. Justamente en Argentina, José muestra mesura, respeto y el culto al trabajo como formula para el éxito.Pekerman es, sin dudas, uno de los argentinos más exitosos en los últimos 15 años. Múltiple campeón mundial juvenil y formador de los talentos más importantes del fútbol de estas pampas. Sin embargo estos laureles no parecen suficientes para nosotros, los argentinos. Somos tan exitistas que creemos que un tipo que no levanta la voz no tiene autoridad.Su historia en las selecciones juveniles comenzó con polémica. Luego del bochornoso ciclo de Reinaldo Merlo al frente de las juveniles (recordemos que al Mundial Sub 20 de 1993 Argentina no asistió por estar suspendida por la pésima conducta del equipo de Juan Esnaider y Cia.) la AFA decidió separar la conducción de la selección mayor de las selecciones Subs. La elección se hizo a modo de licitación. Para la prensa había dos candidatos: Griguol y Griffa. Ambos con una destacada trayectoria en la generación de talentos. Sin embargo, allá por noviembre del 94, quien ganó el concurso fue el ignoto José Nestor Pekerman. Hoy, a más de 10 años de ese hito, la AFA guarda en sus vitrinas cuatro copas mundiales juveniles bajo la conducción de José.Pero antes que los títulos (fines), quiero destacar las formar (medios) con los que Pekerman llevó adelante sus equipos. Creo que es el mayor representante de esa manera de jugar al fútbol que los argentinos llamamos “la nuestra”. Pelota por el piso, mucho toque para adelante y preferencia de la habilidad sobre el físico. Ese fútbol tuvo su máxima expresión en uno de los mejores equipos que vi en mi vida, el campeón mundial de Malasia 97 con Riquelme, Aimar, Cambiaso…Hoy repaso la lista de los 23 que fueron a Alemania y me emociona ver que más 25 por ciento de los nombres son capaces de cambiar el destino de un partido por sí solos (Riquelme, Messí, Teves, Aimar, Palacio, Crespo, Saviola). Este equipo ilusiona con un juego de pelota contra el piso.Y este equipo también se destaca por el perfil bajo. No hay polémicas. Tan tranquilo es el clima de este plantel y cuerpo técnico que el periodismo más exitista inventa y fabula historias para tratar de generar noticias.José Pekerman nos demostró en repetidas ocasiones que entiende el juego. También nos demostró que sus argumentos son frontales, honestos, moderados. Creo que es un buen tipo. Quiero que le vaya bien.

Elecciones: la legitimidad de la sospecha

(6 de setiembre de 2007)

El desenlace de la elección a gobernador, que todavía no cerró, tiene en vilo desde el domingo a gran parte de la sociedad de Córdoba. Las irregularidades del escrutinio y las dudas por cómo se desarrollaron los hechos han cubierto al desenlace de la elección con un manto de sospecha.
Irregularidades: el escrutinio de la votación se desarrolló de manera bochornosa, sin precedentes en Córdoba. Los resultados, que en términos lógicos, debían conocerse antes de la medianoche del domingo recién llegaron a las 12 horas del día siguiente. A esto se suma que en muchas escuelas se votó hasta las 20 horas.
Los datos oficiales del escrutinio comenzaron a cargarse en el correo luego de las 22. Los cordobeses sentimos la humillación que en Santa Fe a esa hora ya tuviesen el 92% del escrutinio oficial. En este marco de irregularidades, la jueza electoral se justificó echándole la culpa a la complejidad de la elección y a impericias del correo. De este último, ninguna autoridad dio la cara, ni siquiera su titular, Eduardo Di Cola, que hace unos meses competía por esta elección.
Dudas: A partir de las 22:20 del domingo comenzaron a aparecer los datos oficiales del escrutinio. A diferencia de lo que anunciaron las encuesta de boca de urna las primeras placas mostraban una diferencia abrumadora a favor del candidato de Unión por Córdoba, Juan Schiaretti. A las 22:41, con el 14,17% del padrón escrutado, el candidato oficialista aventajaba a Luis Juez (Frente Cívico y Social) por 18,17 puntos. La placa se actualizaba de a poco y el porcentaje de votos de Juez crecía de manera sostenido.
Superada la medianoche Juez ya se ubicaba a 3.95 puntos, con el 34.93% del padrón escrutado. A las 2:33 horas, el intendente de Córdoba empataba la contienda en 36.65. Seis minutos después, por primera vez Juez superaba a Schiaretti por una décima. Para ese entonces, a las 2:39, se había escrutado el 45.19% y, según los anuncios de los periodistas que transmitían en directo, en ese porcentaje estaban incluidos más del 50% de los Departamentos Río Cuarto, Unión y San Justo, donde Unión por Córdoba consiguió su mayor colchón de votos. En tanto, de Córdoba Capital, donde Juez sumó más puntos que el resto de los candidatos juntos, se había escrutado poco más del 40% y Punilla y Colón, las plazas del interior donde ganó el Frente Cívico, tenían cargado menos del 30% de sus votos.
Sorpresivamente a las 3 de la madrugada, Canal 12 concluyó su transmisión en vivo. En ese momento, Juez y su gente decidieron ir al correo para “fiscalizar” que la carga de votos se realice con transparencia.
En el transcurso de tiempo en que se cortó la transmisión televisiva y que la gente del Frente Cívico llegó a la sede del Correo Argentino, Schiaretti volvía a sumar más votos que su principal contrincante por primera vez desde el primer anuncio oficial y se ubicaba nuevamente arriba. Así se cortaba abruptamente la tendencia favorable de votos a Juez durante la carga de más de 35% del padrón.
Más dudas: A las 2 de la madrugada los dos candidatos, casi de manera simultánea, se proclamaban ganadores. Juez lo hacía apoyándose en la tendencia que se había dado desde el momento que comenzaron a cargarse los datos. En tanto desde la Casa de Gobierno, el secretario de Información Pública, Marcelo Falo, aseguraba que Schiaretti había ganado la elección por 40 mil votos. En ese momento, mientras Juez aseguraba que no se movería hasta que no esté cargado hasta el último voto, Schiaretti festejaba el supuesto triunfo con un acto de 3 minutos ante unos 200 simpatizantes. Luego, nadie quedó en la Casa de la Tejas.
Preguntas: ¿Es comprensible que un candidato se anuncie ganador cuando no había ni un punto de diferencia con su principal contrincante? ¿Cómo Schiaretti se fue a dormir dando por terminada la elección cuando en cada actualización de datos Juez se le acercaba de manera permanente? ¿Por qué cerró la transmisión televisiva cuando Juez por primera vez se ubicaba por encima en el escrutinio, en la elección más disputada de la historia democrática de la provincia? ¿Por qué el resultado oficial se supo recién a las 12 horas del día siguiente? ¿Por qué la justicia electoral justificó las irregularidades del escrutinio en la “complejidad” de la elección y no lo previó antes? ¿Por qué ninguna autoridad del correo dio explicaciones?Sospecha: se pueden formular muchas preguntas más sobre la elección y su desenlace. Mientras tanto, las irregularidades y las dudas que hay sobre el escrutinio hacen que la sospecha sobre su transparencia sea legítima.