martes, 20 de octubre de 2009

CASSETTES (Por Guillermo Gribaudo)

Fiat iustitia, pereat mundus.
(Fernando I)

“Nadie como vos para escaparte: no pudo hallarte la cana ni Marta ni nadie cuando desapareciste. Me contaste mucho en estos cassettes que descansan sobre mi escritorio junto al vaso de Teacher’s con coca: la que te batió con su novio aquella vez del polvo siestero esta en lo alto del ranking, junto con la de los carabineros la vez que te llevaste media discoteca por una ventana, allá en tu Valparaíso. Los desgrabo y suenan a viejo: Gabriel les dice dinosaurios: es tiempo de pendrives Luis, eso. Por ahí me pregunta, ese enanito rubio al que le contabas tu vida en los cerros de Valparaiso, porqué no volviste. Algo recuerda: tus discos seguro. Tiene una banda y toca con sus amigos en el lavadero, donde estaba el mimeógrafo ¿te acordas?. Bueno, ahí tocan: te manda un CD para que escuches. Lo grabaron con la compu. Espero tengas compactera y no ese tocadiscos de mierda que llevábamos de aquí para allá. Esta igual a Flopy, igual. Ella no sale: la tuvimos que tratar con especialistas. ¿Viste que cagada es recordar? Si, es mierda. Cuándo se fuma un faso le da el recuerdo, y después de charlar sobre lo cotidiano (todo sigue igual de mal Luis, o peor…) aparece tu nombre. Mira, para hacerla fácil, creo que no te olvidó. Marta tampoco: la vi en la plaza, en una marcha. Pobre, se juntó con un tipo más bueno y aburrido que Lassie, me contó tomando un feca a la vuelta de Congreso. La cosa es que Flopy te tiene allá arriba aún: el flaco de barba y los hermanos Karamazov en cuatro tomos. Ella sigue escribiendo, escapando.”
“Por otro lado, te extraño horrores. Se que estas ahí, o por lo menos bajas por estos cassettes cuando podés. Cuando imprimíamos lo que mandabas a tu barrio, presentía que tu vida en Baires era corta. Se te notaba en la mirada: te agobiaba este Sur. Aunque no se porque seguís oculto. No te preocupes, que cumplo las promesas: ni Flopy ni tu ahijado saben donde estas. Si supieran capaz que te van a buscar: Flopy para amarte y Gabriel para pedirte discos de los Who, que están de moda… ¿te cuento de lo mío? Dale, ahí va. Me metí en los negocios inmobiliarios, y ahí ando: un día con guita y el otro seco. Fuimos pagando la casa: ya nos queda nada, diez cuotas ponele; cambiamos el auto seguido, todos usados, ¡¡como extraño la chevy Luis, la que usamos para irnos a Salta aquel verano!!¿Te acordás? Las lucecitas en la puerta: vos decías que era un cabaret, je. Flopy se fue convenciendo que no venias más, que seguro te habían tumbado, te lo conté en otro cassette. Lo que no te conté, es que no me jodió nada. Estar con ella es también tenerte cerca, y no me duele tanto como imaginas vivir con la mujer que te ama. Yo, mira, no se como decirte; la vida me fue dejando heridas, como las de la viruela pero adentro. Me fue carcomiendo: los tumbaron a todos, y no los vi tener hijos ni pude ser padrino ni llevarles regalos ni leerles cuentos, como vos a Gabriel. No quedo ninguno loco, ninguno. Del barrio nadie. A Pérez lo cruce buscando un lote en capital; ¿te acordas de Pérez? El que tenia la recortada y se creía Turi Giuliano, ese. Ahora están unos que cantan la marchita y andan en carrozas negras larguísimas y blindadas: dan ganas de buscar los fierros de nuevo. Esto me destruye loco: sentirte lejos. Ya se que los años pasan, pero acá es La Granja: los chanchos llenan la panza. Vino, falopa y planes sociales: les regaló el futbol y parece Lenin. Pero no me quiero hacer tanta mala sangre loco. Trabajo para que Gabriel pueda ir a la facu: quiere ser músico. Pero bueno, te la hago corta, porque por mas rodeos que le de: tenes un hijo Luis, vive en la Boca. Si, un hijo de ustedes. Estaba embarazada cuando te fuiste, pero lo tapo, lo tapo y coincide con su viaje a Brasil con la rusa. Te lo tenía que contar Luis, porque te quiero. Si Ernesto se anima, que así se llama, y pide un ADN, lo traigo a vivir con nosotros. Eso te quería contar Luis, eso y que se te extraña por este culo del mundo. Ojala te animes a volver. Te dejo un abrazo mas grande que la revolución, y si, estoy llorando loco, pero vos sabes que los bolches lloramos. Nada Luis, tu hermano del alma que te quiere”.

jueves, 15 de octubre de 2009

Coger no es amor

Esta eliminatoria fue un polvo horrible, esos que en el durante ya querés que se termine. Empezaste como una noche ganadora, tres tiros, tres teléfonos. Nueve de nueve jugados con el Coco.

Ya embalado, con cierta soberbia, te la tirás de grande, cuando en realidad estás creciendo y te cortan la cara. Post-expulsión de Tevez en Colombia, chau invicto y tu autoestima cae.

Seguís tirando, sin convicción, sólo lográs sacarle unas palabras a una mina (empatás con Ecuador y Paraguay de local y con Brasil y Perú de visitante, le ganás a Uruguay en Buenos Aires). Finalmente das lástima y te rebajan como nunca: Lastimosa derrota en Chile.

Decidís cambiar y cambiás (se va Basile), jugás fuerte, a todo o nada (Maradona). Crees encontrar la solución y te la tirás de langa. A la primera chica que encarás, quedás en encontrarte en un rato en su departamento. Le metés cuatro a Venezuela. Parecía un polvo seguro. Vas por más, pero la vas de ganador seguro. Sin embargo, con altura, te dicen “seguí participando” y se te ríen en la cara. Bolivia te humilla, 6 a 1.

Ya perdiste la brújula, estás a mitad de la noche y empezás a dudar. En el próximo encare, robás un beso pero no daba para esperanzarse. Le ganás a Colombia jugando horrible. Pero ahí nomás, si bien levantás la performance, Ecuador te vuelve al pozo.

Son las cuatro de la madrugada, y en la pista ves las mejores minas de la noche, podés ganar y también podés perder. Hacés mucho ruido y volvés sin nada, en crisis. Perdés con Brasil en Rosario y con Paraguay de visitante.

En un rato se hace de día, pero corrés el riesgo de quedarte sin luz. Todo está mal. Das lástima, te rebajás, le tirás a cualquier cosa: lindas, feas, flacas, gordas. Decís cualquiera. Convocás desaforadamente jugadores, no tenés identidad, no tenés idea ni coherencia.

Una mina te da bola, le das un par de besos, pero al último parece escaparse… Cuando se iba, te la jugás y la manoteas del brazo. Palermo te salva cuando se iba todo al carajo con Perú, el peor de la eliminatoria.

A duras penas, logras llevarla a un telo. No te gusta, pero estás jugado. A veces parece que no se te para, pero querés acabar como sea, querés “ganar como sea”. Cerrás los ojos, te concentras y en un instante lo logras, llegás. En un catenaccio efectivo pero vergonzoso para el fútbol argentino, neutralizás a Uruguay y en un instante, un rebote le cae a Bollati que la toca suave, donde no llegaba el arquero. Bollati no tiene nada que ver con vos y esta historia, pero bienvenido sea un poco de belleza. Es esa mina linda que sin darte mucha bola, te guiña el ojo, te da esperanza.

Acabaste, la mirás y sólo querés una cosa, que desaparezca, es espantosa y desagradable. Fue sólo un polvo, clasificaste. Como dice el Ruso Verea, hace treinta años que nos vienen metiendo en la cabeza que sólo importa el resultado, el mismo que estaba con la capucha desde el túnel es el abanderado.

Clasificaste, dando lástima, y ahora pedís que te la chupen (vergüenza ajena).

Coger no es amor.

miércoles, 14 de octubre de 2009

En manos de Dios

Falta una hora. En manos de fuerzas sobre naturales como nunca antes, fruncimos para llegar al mundial. 4 centrales, 4 al medio, sólo Veron como para darla redonda a los de adelante. Y, ojalá salga. Por suerte, es sólo Fútbol.

Uruguay – Argentina. Doble ancho Monti debe recordar desde su tumba esa larga noche, las amenazas a su madre. No durmió. Esa vez nos tocó perder.

Se viene el partido, puede pasar de todo y no hay esperanza fundada para ilusionarse, pero es fútbol, sólo eso y, pensándolo bien, hay interpretes, esos que no aparecieron nunca en toda la eliminatoria, pero… quién te dice, capaz que hoy toca…

En el 86 fue duro, uno a cero, difícil, siempre dura la celeste. País simpático si los hay el Uruguay, productor de las personas más calmas, respetuosas y cultas que conozco.

Se viene el partido, hoy 14 de octubre. Dependemos de Dios.