miércoles, 5 de junio de 2013

Ganaron Ellos

Connivencia:
Disimulo o tolerancia en el superior acerca de las
 transgresiones que cometen sus subordinados
contra las reglas o las leyes bajo las cuales viven.
(Definición de la Real Academia Española)



Son las 11 de la mañana del domingo 2 de junio de 2013. Unión y Colón están por escribir una nueva página de uno de los clásicos con mayor historia del país. Se jugará a puertas cerradas, sin público.

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En el registro de víctimas fatales en las canchas de fútbol en la Argentina de la ONG “Salvemos al fútbol”, el 21 de octubre de 1922, en un partido en la cancha de Tiro Federal de Rosario, donde el local recibió la visita de Newell´s,  se produjo la muerte Enrique Battcock, tras recibir un balazo disparado por Francisco Campá (protesorero de Newell's). Según “Salvemos al fútbol”, Battcock fue la segunda de las 271 víctimas de la violencia en el fútbol, pero el primero que se produjo por un enfrentamiento entre el público.



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En noviembre de 2009, el dirigente kirchnerista Marcelo Mallo, puntero político en Quilmes, convocó a una conferencia de prensa e hizo público el lanzamiento de la ONG “Hinchadas Unidas Argentinas”, que tendría como finalidad combatir la violencia en el fútbol a través del “autocontrol” de los mismos violentos: los barras bravas.
Junto a Mallo estuvieron los mandamases de las barras de varios de los clubes más importantes del país: Pablo Alejandro “Bebote” Álvarez (Independiente), Cristian Camilleri (Gimnasia y Esgrima La Plata), Daniel Aguilera (Godoy Cruz de Mendoza), Andrés Alejandro “Pillín” Bracamonte (Rosario Central), Jorge Muñoz (Colón de Santa Fe), Diego “Chuky” Pulistsk (Chacarita), Jorge David Torres (Argentinos Juniors), Emiliano Tagliarino (Huracán), Daniel Raúl Paz (Tigre), Alejandro Mariano Dassís (Vélez) y Diego Alejandro Goncebate (Lanús).
Todos ellos firmaron el comunicado de prensa de la flamante ONG de los barras que en el primer párrafo decía: “Hinchadas Unidas Argentinas se forma con el fin de trabajar como ONG, utilizando la experiencia de las hinchadas del fútbol argentino y de otros equipos de América Latina, con quienes ya estamos en contacto uniéndonos por un pacto y compromiso de no violencia entre las mismas. A su vez, el objetivo es ejercer un mecanismo de autocontrol y así mismo, de acuerdo al decreto 162/07, controlar con mucho respeto y hacer controlar a las autoridades pertinentes en que apliquen correctamente las normas”. En el mismo comunicado, se explicitaba la alineación con Néstor Kirchner: “Sí existe una idea política, hace más de 60 años que en las Hinchadas del fútbol argentino se canta la marcha peronista ¿y qué tiene de malo? No es nada sorprendente, tampoco es nada sorprendente que estas ideas peronistas fueron puestas en práctica por Néstor Kirchner. Al peronismo no solo se lo lee o, se habla de él; sino se lo ejecuta y se lo practica; y quien mejor lo expresó en estos últimos años, sin ninguna duda, es Néstor Kirchner”.
En el párrafo final del comunicado, los barras dejaban por escrito el real anhelo de los integrantes de la ONG, que era conseguir financiamiento para viajar al mundial de Sudáfrica: “…Y por último, obviamente, como todas las Hinchadas del mundo, ¿quién no quiere viajar a un mundial? pero no lo haremos en ningún avión oficial, como lo hicieron correr algunos medios periodísticos, lo haremos independientemente cada uno por su cuenta. Buscando nuestros propios recursos, por tal motivo nos organizamos…”.
La película ya es conocida, a plata apareció y los barras bravas argentinos viajaron al Mundial 2010. La letra “K” estampada en las banderas de “Hinchadas Unidas Argentinas” da pistas del origen del financiamiento para los viajes a Sudáfrica.
El 12 de julio de 2010, alrededor de las 20 horas, arribó a Ezeiza un vuelo de Aerolíneas Argentinas y entre los pasajeros estaban varios de los integrantes de la barra brava de Independiente. En la cinta de equipaje, los violentos identificados con el “rojo” buscaron sus bombos y, lejos de la ignominia y orgullosos de su condición, comenzaron a cantar para hacer saber que estaban de regreso.

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El poder de choque de los barras los llevó a superar los límites de los clubes y trazar alianzas con el poder político-sindical. El caso de Hinchadas Unidas Argentinas es sólo un ejemplo, pero hay más.
En domingo 2 de marzo de 2003 era la fecha estipulada para que se realice la elección de un nuevo gobernador de la provincia de Catamarca. Luis Barrionuevo, líder del sindicato de gastronómicos y dirigente peronista, no pudo plasmar su anhelo de presentarse como candidato para gobernar la tierra que lo vio nacer porque no vivía allí desde hacía varios años y no cumplía el tiempo de residencia mínimo a la fecha de elecciones. Barrionuevo, que desde 1993 era además presidente de Chacarita Junior, mandó a su fuerza de choque (la barra brava del club) a Catamarca el día de las elecciones. Una vez allí, los violentos provocaron desmanes, quemaron urnas y lograron que se suspendan los comicios. “Si no hay boletas del PJ, no hay elecciones”, había profetizado Barrionuevo.
El 17 de octubre de 2006 fue el día elegido para que los restos del político más influyente de la política argentina del siglo 20, Juan Perón, fueran trasladados a la quinta de San Vicente, donde había vivido junto a Evita durante su primer paso por la Presidencia de la Nación. Ese día, el grupo de choque del sindicato de Camioneros de Hugo Moyano (la barra brava de Independiente), en un intento de llevarse el mayor protagonismo, se enfrentó con la patota de la UOCRA (la barra brava de Estudiantes de La Plata). La imagen más recordada de aquella jornada no fue el traslado de los restos de Perón, sino la de Emilio Miguel “Madonna” Quiroz, custodio y chofer de Pablo Moyano, que sacó un arma y empezó a disparar.

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Pablo Migliore es uno de los mejores arqueros del fútbol argentino de los últimos 10 años. Desde antes de ser jugador de Boca (estuvo en el Xeneise entre 2005 y 2008), también tejió amistad con varios de los cabecillas de la 12, la barra brava del Boca, entre otros, con Maximiliano Mazzaro. Esta relación fue la que lo llevó al lugar donde nunca soñó: la cárcel. Migliore estuvo 40 días preso en el penal de Ezeiza, acusado de encubrimiento de Mazzaro (prófugo de la justicia por estar involucrado en la causa del asesinato de Ernesto Cirilo, ocurrido la noche del 29 de agosto de 2011, en Mataderos).
Oliver Tezanos, uno de los abogados de Migliore, aseguró que 500 mil pesos de fianza le devolvieron la libertad al arquero. Sin embargo, Maximiliano Levy, uno de los barras de Boca preso por la misma causa, indicó que el arquero de San Lorenzo recuperó la libertad luego de brindarle nombres de dirigentes de Boca y de barras del club al juez Manuel de Campos. Tezanos, al salir del juzgado, se esforzó por desmentir la acusación: “Pablo sólo habló de su situación. No nombró a ningún dirigente ni a ningún barra de Boca”.
Al mismo tiempo, comenzó a circular el rumor de que la barra brava de San Lorenzo le había exigido a la dirigencia del club azulgrana que Migliore no sea más jugador del club. Tanto el presidente Matías Lammens como los abogados del arquero desmintieron el rumor. Sin embargo, siete días después de la salida de la cárcel, Migliore acordó una rápida desvinculación del club y durante la última semana de mayo se confirmó que el arquero continuará su carrera en Croacia, defendiendo los colores del Dinamo Zagreb.
Claudia Pacheco, esposa Maximiliano Vaccaro, el número tres de La Butteler (la barra brava de San Lorenzo) también estuvo presa acusada de avisarle a Migliore que su teléfono estaba pinchado por la policía. El supuesto vínculo amoroso entre el arquero y Pacheco sentenciaron la relación con la barra.
La veloz desvinculación de San Lorenzo y la confirmación de irse del país, hacen verosímiles los rumores sobre las presiones de la barra brava del Ciclón para que Migliore se vaya del club y la sumisa aceptación de la dirigencia y el jugador.

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El pasado 22 de mayo, de uno de los balcones de la Legislatura de Córdoba se asomó Carlos Pacheco, barra brava de Talleres. El mismo barra que tres años atrás gozó de “vacaciones pagas” en Sudáfrica, como integrante de Hinchadas Unidas Argentinas, se floreaba saludando a sus violentos seguidores que lo vivaban desde una de las peatonales de la capital cordobesa.
Carlos Alessandri, legislador provincial de Unión por Córdoba, fue el promotor de la idea para que el Poder Legislativo de la provincia homenajeara al club Talleres por el ascenso del torneo Argentino A a la B Nacional y, en ese marco, se reconociera la supuesta labor de la barra brava de Talleres, conocida como “La Fiel”, para “la erradicación de la violencia del fútbol".


La mayoría automática que goza la fuerza Unión por Córdoba hizo que la “genialidad” de Alessandri casi no tuviese oposición y la Legislatura adquiera un colorido inusual. Cientos de integrantes de “La Fiel” desplegaron una gran bandera e hicieron sentir sus cánticos. “Los barras son un condimento esencial para darle color y calor a las jornadas deportivas”, argumentó Alessandri.
Aunque sin capacidad para revertir la decisión del bloque oficialista, Liliana Olivero, legisladora de Izquierda Unida, aportó un poco de cordura: “es un desatino absoluto que, habiendo tantos temas por tratar, se distinga a una barra del fútbol”.

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Faltan pocos minutos para las 13 horas del domingo. El árbitro Germán Delfino pita el final del partido. Unión le ganó 1 a 0 a Colón. En las tribunas no había nadie que festeje la victoria Tatengue ni nadie que lamente la derrota Sabalera. No había nadie. Ganaron Ellos.