lunes, 6 de julio de 2009

“Yo vi el Huracán de Cappa”

El problema de los sueños es que cuando despertás, se terminan. Algo así me acaba de pasar. Nos acaba de pasar a muchos que sentimos parecido. Vélez hoy salió campeón y nos despertó a cachetazos del sueño eterno que fue Huracán. Los de Liniers, con actitud y más experiencia, se llevaron puestas las buenas y exquisitas intenciones de los Cappa´s boys.

Justo campeón Vélez, tendrá sobre las espaldas una cruz. A este campeonato se lo va a recordar por la belleza romántica que desplegó Huracán durante 18 fechas. Enamorado de su juego, reconozco la grata sorpresa que me dieron los pibes del globo al llevar adelante la utopía de Cappa, jugar lindo y ganar. Lo hicieron. Ellos lo hicieron.

No encuentro antecedentes cercanos a lo que generó el quipo de Parque Patricios. La mayoría jóvenes, “compraron” el libreto menottista, se comprometieron con una idea de jugar al fútbol y la expusieron con brillo, con humildad, con simpleza.

En el juego final no estuvieron a la altura. Pasa, a veces pasa. Cómo exigirles a Bollati, Defederico, Pastore y Toranzo más, si nunca estuvieron en una situación como la de la fecha 19 del Clausura. Es más, ellos compraron el libreto de jugar bien, respetando el juego y el espectáculo. Los resultados, fueron una consecuencia de respetar ese compromiso que allá por diciembre sólo Cappa creía posible. A tal punto lo veía realizable que cuando arregló agarrar Huracán, le pidió al presidente que agregue en el contrato un premio por si salían campeones.

El semestre 09 nos regaló el fútbol de mayor vuelo en años y se lo debemos a Cappa y sus jugadores. Ojo, Vélez y Lanús también jugaron bien, muy bien. Fue un campeonato maravilloso. Pero lo de Huracán es la reivindicación de una vieja lucha, una pelea por defender una idea por encima de una anécdota (resultado).

“A ustedes les falta campito, dan un pase y mirán al técnico. Así nunca van a aprender a tirar una rabona”. Me lo dijo mi viejo cuando tenía más o menos 10 años y jugaba en el baby fútbol. Bueno, a este Huracán le sobró campito y nos llenó los ojos de fútbol, de ilusión, de orgullo y de lágrimas. Van a pasar muchos años, décadas, y en un bar un viejito al escuchar una discusión sobre fútbol se va a acercar a la mesa y en postura desafiante va a decir: “Yo vi el Huracán de Cappa”.

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